"Ahora tengo que enseñarles la manera de besar y verán que va a gustarles y a lo mejor van a gritar, gritarán de puro gusto, de saber lo que es besar y tendrán ya menos susto que cuando iban a empezar. Un besito sabrosito que te diga lo que es amor, que te suba despacito, que te estrellas el corazón, y seguimos con los besos que es la clase superior, pues besando empienza el mundo y besando tiene que acabar".
Diálogo de Tin Tan en la cinta La Isla de las Mujeres
Desde su llegada a la pantalla grande, Germán Valdés se convirtió en un 'bendito entre las mujeres', rodeado de atractivos grupos de jovencitas y algunas de las actrices más hermosas de nuestro cine. Incluso, por encima del lugar común: aquel que hacía coincidir a los cómicos mexicanos con exuberantes beldades para compensar su falta de galanura. Él superó espe escollo con facilidad, debido a su peculiar roomanticismo y explosivo humor entre cínico , sensualón y, al mismo tiempo, cándido y familiar.
En efecto, Tin Tan era capaz de provocar la risa franca al convertirse en objeto sexual de esperpentos femeninos y todo tipo de 'rucailas entradas en carne'. Sin embargo, no podía despertar pasiones no sólo en sus coprotagonistas -en la realidad y en la ficción-, sino también en cachondas mujeronas que aparecían como atractivo visual y, de paso, entre el público femenino.
En Tin Tan como actor, personaje ficticio y hombre se funden diferentes planos de sensualidad real e imaginaria que el público palpa en cada nueva película y en las leyendas que corrían acerca de ese hombre a quien se le consideraba el más besucón del ambiente artístico. Un actor, que pese a su carisma varonil -el de un hombre esbelto, ojiverde, de 1.70m de estatura y grandes dotes para la acción física-, elegía la mueca hilarante y los excesivos visajes que le descomponían el rostro.
Lo curioso es que en él se funde una comicidad extravagante y adelantada a su momento, con la figura del eterno seductor y enamorado perpetuo, obsesionado con las mujeres a las que besa y toquetea de una manera tan cándida, que incluye besos en la frente y piquetes de ombligo.
SUS CONSENTIDAS
Fueron varias las actrices que interprentaron a las damiselas que Tin Tan trataría de conquistar y que le brindaron un toque sensual y erótico a sus filmes. A continuación las que, en su opinión, fueron las más importantes.
ROSITA QUINTANA
Luego de participar en el Festival del Día de las Madres en La Ciudad Deportiva, el 10 de mayo de 1948, Tin Tan supo esa noche que, para su siguiente filme, sería rodeado de varias y atractivas figuras de la actuación y la música. La sensualidad, el humor y el vigor musical que había conseguido imponter encontraba eco en Calabacitas Tiernas, donde alternaba con la guapísima Rosita Quintana.
Desde su primera aparcición con uniforme de trabajadora doméstica en casa rica, la actriz deja turulato al cómico cuando éste le ve las pantorrillas; de ahí el título del filme: "Calabacitas tiernas; ¡ay, qué bonitas piernas!". Y en honor a la verdad, pocas veces el cine mexicano tuvo la fortuna de contar con ese bellísimo par de extremidades inferiores propiedad de la joven Quintana, recien llegada al cine nacional en ese año 1948 donde había participado en La santa del barrio y ¡Ay Palillo, no te rajes!.
La química entre Germán y Rosita fue evidente desde las primeras escenas.
YOLANDA MONTES 'TONGOLELE'
La del mechón blanco y cuerpo de pantera se une a Tin Tan por primera vez en El Rey del barrio, ella ejecuta una suerte de danza afrocubana animada por un entusiasta grupo de negros que tocan los tambores.
SILVIA PINAL
A fines de los años 40 y principios de los 50, Silvia Pinal iniciaba una ascendente trayectoria al lado de Mario Moreno, Davis Silva, Joaquín Pardavé y Pedro Infante. Ella demostraba no sólo su belleza, sino su talento para la música, el drama y la comedia. La actríz demostró una vis cómica fuera de serie al nivel de Germán Valdés que sorprendió a su director y coprotagonista Rafael Alcayde, debido a su habilidad para las secuencias de acción.
ANA BERTHA LEPE
Con la llegada de Adolfo Ruíz Cortinez, el cine daba cabida a otra generación de jovenes cuyos problemas no pasaban de un baile juvenil, un partido de futbol o una fiesta de 15 años.
Así, abría Paso a la juventud (1957) como era el título de la tercera cinta en la que Valdés hacia mancuerna con la preciosa jaliscience Ana Bertha Lepe, sin duda la reina del ruizcortinismo y mantuvo en forma su hermoso cuerpo -¡esos senos y esas piernas!- varios años después.
Don Juan hasta el final
No podían faltar en su haber las sensuales Yolanda Varela, Kitty de Hoyos y Lilia Prado en su segunda etapa, además de una pléyade de jovencitas de una nueva generación: Martha Mijares, Mapita Cortés, Elvira Quintana, Lorena y Tere Velázquez, Luz María Aguilar, Erna Martha Bauman, Adriana Roel, Pilar Pellicer, Lilia Guízar y Dacia González.
En los años 60, Germán Valdés -quien superaba los 45 años de edad- estaba rodeado de bellas jovencitas como: Marina Camacho, Norma Mora, Martha Elena Cervantes, Renée Dumás, Sonia Infante, o Luz Márquez. Al final tuvo que contentarse con mirar a las preciosas chamacas que rodearon sus últimas películas como actor de apoyo: Lucha Villa, Yvonne Govea, Maricruz Olivier, Bárbara Angely, Leticia Robles, Patricia Aspillaga, Verónica Castro, Nubia Martí, Anel, Fedra, Olga Breeskin, Gina Romand, Zulma Falad y Jacqueline Andere. Esta última interpretó a su atractiva amante en la cinta En estas camas nadie duerme, como un último intento por demostrar el atractivo sexual de Tin Tan y su galería de impresionantes bellezas.