GERMAN VALDES TIN TAN
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El Rey del Barrio

     Es viernes, 5 de noviembre de 1943; la expectación está puesta en la nueva variedad del Teatro Esperanza Iris. Son cerca de las siete de la noche y el ambiente alrededor del Iris parece romería. Las personas se arremolinan a la entrada, y en el aire se respira la emoción y expectación del estreno. El público adora a Paco Miller y a Don Roque, pero a su vez siente curiosidad por ese nuevo comediante quien, se dice, ha venido de Los Angeles (E.U.), o de Ciudad Juárez con un humor insólito y original.

     En el interior del teatro se vive un ambiente similar. Ahí al fondo -en medio de vestuarios a punto de usarse y miembros de la compañía que van de un lado a otro-, se encuentra un pequeño camerino. En él, ese hombre al que llaman Tin Tan se truena los dedos con insistencia; su nerviosismo es evidente. Se trata nada menos que de su debut en la capital, la prueba más difícil de todo artísta que intenta seguir en el negocio.

     El incipiente actor da vueltas, se levanta, se sienta, hojea el periódico y sus ojos observan noticias y anuncios. Sin embargo su mente está en otra parte, Germán Valdés reza, piensa en su carrera, en su madre, en su nuea familia, en su niñez, en la pequeña estación de radio allá en Ciudad Juárez, y en los consejos de su jefe y amigo Pedro Meneses.

     Afuera se escucha el rumor del público, ése que otroga el primer aliento y la confianza a los artistas. "¿Vendrán a verme a mi?, ¿les gustaré?", se pregunta...

Pero, ¿quién es ese hombre que no es igual ni se parece a otros, y que ha conseguido crear tal expectación?.

México, D.F. © René Blas, México-2003